¿Pero llegaremos a noviembre?
viernes 29 de julio de 2011
Sergio Plou
Artículos 2011

   Ya han oído a ZP, las elecciones serán en noviembre. Los políticos llevan en campaña electoral desde el año pasado y no hacen otra cosa que darle a la lengua y gastar en publicidad. Publicidad engañosa además. A los del Tea Party, a los neoconservadores, les hubiera gustado votar en octubre. Si por mí fuera depositaría las papeletas mañana mismo vía Facebook, acabaríamos cuanto antes con el suplicio y ahorraríamos un pastón. Sobre todo cuando el resultado nos importa un bledo. Si da lo mismo votar al PP que al PSOE, será el PP quien se lleve el gato al agua. Ya ha ocurrido en las autonómicas. La mentalidad del voto útil convierte en inútiles a la mayoría de los votos. El sistema reduce la democracia a una simple cuestión de cambiar por cambiar: renovar las jetas y traer novedades, aunque sean pésimas. Es una lástima pero es lo que hay. Aunque ganase el PSOE, cosa harto difícil, seguiríamos igual. No hay tiempo para organizar un nuevo partido que supla el espacio vacío, ni siquiera hay ganas de crear un Frente Popular. El problema de elegir una fecha para celebrar elecciones se ha convertido en una cuestión más lamentable. ¿Llegaremos a noviembre? Viviendo al día, noviembre se nos antoja tan lejano como el siglo XXX. ¿Y a quién diablos se le ha ocurrido el 20-N? ¿Por qué no el 13 o el 27? Parece que lo hayan escogido con candil. El 20 de noviembre es una fecha hipnótica en el imaginario colectivo, justo el día que murió el dictador. ¿Emplean algún tipo de estrategia psicológica?

  Unir al 20-N el triunfo de la derecha españolista sería un síntoma desagradable. Se condena a la sociedad a elegir entre Guatemala y Guatepeor —como siempre— y esta vez elegirá lo peor. No es una corazonada, simplemente sentimos que da lo mismo. Las burdas engañifas de Rubalcaba, el candidato que cuenta las maravillas que pretende hacer en un futuro, que son las que no hizo hace cuatro días, cuando formaba parte del gobierno, resultan casposas e imposibles de creer. Suenan a táctica estúpida de quien se resiste a perder electorado y quiere a toda costa liderar la oposición. El PSOE recibiría un duro golpe si quedara detrás de Izquierda Unida, pero no se juega otra cosa en noviembre. A la gente de Rajoy le importa una higa este embrollo, sólo quieren tocar poder, cueste lo que cueste, por eso afirman que no harán recortes sociales. A estas alturas, ¿quién les cree? Las elecciones no reportan confianza en los mercados, pensar lo contrario es una sandez. Los mercados sólo entienden un lenguaje, la pasta, y no hay suficiente para callar sus bocas. Siempre quieren más.

  La mierda de sistema electoral que tenemos plantea un panorama desolador. Los que piensan que el PP cambiará las tornas económicas están muy equivocados, la desgracia es que no existe alternativa real. Si no quieres taza, tazón. Lo más inquietante del anuncio de ZP a la galería no estriba en el spot electoral, sino en el aviso de que el próximo 19 de agosto meterá nuevos recortes y tijeretazos al estado del malestar. Calificar de bienestar a lo ahora tenemos es una chanza y el PP, si llega a la Moncloa, no aumentará su grosor. Al contrario, seguirá repartiendo lo que es rentable entre sus amigotes y dejará el resto en el esqueleto. ¿Qué nos espera? Para abrir el apetito, el crack de los Estados Unidos a la vuelta de la esquina, ya sea en versión heavy o al ralentí, depende de los acuerdos y encontronazos que se vayan fraguando. No tendremos un otoño caliente sino hirviente, porque agosto mismo puede ser inaguantable. Y lo segundo, que el país no está contento con sus líderes, ni con los del PSOE ni con los del PP, así que antes de las elecciones sudarán la camiseta. Vean lo que les ocurre a los dirigentes catalanes, que acuden a cualquier pueblo para hacer el canelo y les escupen en la cara. Sin pasta, con la deuda soberana dando tumbos y el paro subiendo (después del verano será peor), se presenta un paisaje muy feo. Los especuladores no tienen mejor sitio para hacer caja que fundiendo los intereses de las letras del tesoro y subiendo las primas de riesgo para apretar las clavijas a toda Europa. Así que agárrense que vienen curvas, cuestas, derrapes y accidentes a tutiplén. Con la que está cayendo miren a Rajoy y miren a Rubalcaba, ¿ustedes creen que alguno de estos dos percebes nos sacará del apuro?

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