Roscón y proyectos
Crónicas
© Sergio Plou
martes 29 de enero de 2008

   El gremio de la pastelería es muy animoso a la hora de conmemorar acontecimientos sociales y religiosos, además nos gusta mucho el dulce por estas tierras - seamos católicos o no - como para hacerle ascos al roscón de san Valero. Este señor, consagrado como patrón de Zaragoza y que tiene empotrada una escultura tan sobria como estilizada en la fachada del ayuntamiento, obra de Pablo Serrano, nació en una fecha difícil de precisar y murió en el destierro, probablemente en una pequeña localidad pirenáica, tal vez Enate, siendo enterrado en Villa Stata - la Estada actual - hacia el año 315. Obispo de Zaragoza hacia el 290, se cuenta que asistió al concilio granadino de Elbira en el 306 y que fue perseguido junto a su diácono, Vicente, por el emperador Diocleciano. Que Valero fuera tartamudo y su diácono le hiciera de intérprete, es de difícil comprobación, lo mismo que sus milagros. La leyenda, cuando fue llamado a Valencia por orden de Daciano, gobernador de la Hispania Tarraconense, donde Vicente fue torturado en aras de buscar una renuncia a su credo (lo que se denomina martirio en el léxico cristiano), está salpicada en su trayecto de multitud de prodigios de imposible discusión, maravillas que sin duda condujeron a Valero hasta la santidad. Se veneran sus reliquias en La Seo, a donde fueron conducidas desde Roda de Isábena en 1170. No sé dónde he leído que la tradición de los roscones se basa en una costumbre de Enate, donde los mayordomos de la iglesia ensartaban las tortas en sus espadas como tributo al santo. En cualquier caso, la festividad de san Valero casualmente coincide en medio de los carnavales - no era extraño ver ayer a los niños ataviados con sus disfraces por las calles a la salida del cole -, y para los que pueden permitírselo favorece también un puente laboral.
  Estoy aprovechando este intermedio festivo para poner a punto la publcidad en los distintos medios de comunicación locales. Dar a conocer mi propio cuaderno, ahora que llevo más de un año de trabajo invertido en la´virtualidad´, me anima sin vergüenzas a abrir estas páginas a los lectores de la prensa escrita. Por otro lado continúo trabajando en la próxima aparición de un nuevo medio, Punto Gordo, el extraño lugar donde covergen las lineas paralelas. Una publicación neoalternativa que pretende cubrir sin estridencias, con humildad y cierto sentido del humor, el espacio vacío del pensamiento. Habituado ya profesionalmente a todo tipo de tozolones vuelvo a emprender un proyecto con visos de continuidad. No recuerdo quién me aseguró que lanzarse a nuevas empresas más allá de la treintena era poco menos que una locura. Pienso que a estas personas cualquier movimiento les viene grande, da igual que sea creativo o convencional. El inmovilismo, la quietud mental y la ausencia de acciones, no sólo es tremendamente aburrida sino que paraliza, obsesiona y termina por generar un miedo estúpido a cualquier maniobra. Los proyectos deber formar parte de nuestra vida cotidiana. Sin planes, el individuo acaba en la amargura y la impotencia lo devora lentamente. Vivir en un raro exilio interior, desterrados en el confín de nuestro cuarto de estar y con la tele encendida, cansados de trabajar y pagar deudas, hace de nuestro cerebro una gaseosa. Lo mismo se esbafa un día y nos da algo.

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